miércoles, 23 de abril de 2014

Entrevista a un mayor.

Cuando nos informaron de la entrevista que teníamos que realizar y el  montaje que teníamos que hacer con el vídeo no dudé en ningún momento quién sería mi entrevistada; mi abuela. Considero a mi abuela una persona muy parlanchina, a la que la encanta hablar y a la que a mí me encanta escuchar. Cuando la preguntamos cualquier cosa acerca de su pasado, ella nos relata encantada todo lo que recuerda, y yo, adoro escucharla.
No es la primera vez que la pregunto sobre su escuela, ni tampoco, la primera vez que ella me relata sus recuerdos más preciados de esa época. Lo que más admiro de mi abuela es la forma que cuenta sus anécdotas, vuelve al pasado, y pone una sonrisa que simboliza momentos felices y nostalgia. Mi abuela me ha enseñado mucho, y cada día aprendo algo con ella. Aprendo a disfrutar aunque se tenga poco, a ser feliz y a valorar las cosas.
Lo que más me llama la atención de su trayecto en la escuela es lo feliz que era incluso careciendo de recursos como puede ser la calefacción. Antes la escuela era valoraban por todos los niños, y ellos estaban deseando poder levantarse e ir a ella. En cambio, ahora es diferente; un niño ve la escuela como algo aburrido, una obligación, y eso que un colegio ahora cuenta con infinidad de comodidades que antes no existían. Algo, que me resulta bastante curioso y a su vez surrealista. Deberíamos de volver a conseguir eso, las ganas de volver al colegio y las sonrisas de los niños al saber que al día siguiente tendrán clase.
Después de realizar la entrevista de mi abuela, que duró más de siete minutos, comprobé las diferencias y los progresos por lo que ha pasado la escuela. Una vez más me he introducido décadas atrás y he podido imaginar el colegio de mi abuela. Clases llenas sólo de niñas, todas ellas amigas, contentas, deseando aprender. Niñas que en ocasiones tenían que tomar un papel de adultas cuando surgía la necesidad de trabajar y niñas que dejaron sus estudios cuando deseaban seguir estudiando. Pero nunca es tarde para retomar el aprendizaje, mi abuela es un claro ejemplo. Ella se ha vuelto a apuntar a la escuela. Y va feliz, queriendo aprender, sabiendo un poquito más cada día, y orgullosa por ampliar su conocimiento.
Admiro a mi abuela, y no por ser capaz de superarse día a día, la admiro por su manera de ser; por ser tan cariñosa con toda su familia, por sus ganas de vernos aunque no se encuentre bien y la manera tan especial que haciendo que nos sintamos especiales. Y haciendo la entrevista he sentido todo eso. He comprobado gracias a la mejor entrevistada lo diferente que es la sociedad en apenas unas décadas, he comprobado la felicidad en los malos momentos y he visto que por suerte han cambiado muchas cosas, que por desgracia otras han empeorado y que todavía queda mucho camino por recorrer para conseguir una escuela pública de todos y todas, donde importe más la ilusión por estudiar que el dinero que se tenga, y donde lo importante no sean los estudios, sino las personas.


Gracias abuela, y gracias por dejar que me adentre en tus recuerdos.




Por último hablaré de la aplicación pedagógica de esta práctica tan especial. Primero, decir que las entrevistas es una buena manera para entablar reglas de comunicación y a su vez aprender del entrevistado. A su vez, que la entrevista sea grabada da más juego, pues podemos realizar diferentes actividades con el vídeo. Y una de ellas es editarlo, añadiendo efectos música y anotaciones. Una buena manera de editarlo es el programa “movie maker”.
El motivo exacto de esta entrevista trae también una aplicación pedagógica que en este caso sería ver la evolución de la escuela, así como crear un proyecto donde podamos ver el resto de vídeos de los compañeros y ver cómo eran las escuelas de otros mayores. Una actividad muy bonita y favorecedora.


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