Cuando nos informaron de la entrevista que teníamos que
realizar y el montaje que teníamos que
hacer con el vídeo no dudé en ningún momento quién sería mi entrevistada; mi
abuela. Considero a mi abuela una persona muy parlanchina, a la que la encanta
hablar y a la que a mí me encanta escuchar. Cuando la preguntamos cualquier
cosa acerca de su pasado, ella nos relata encantada todo lo que recuerda, y yo,
adoro escucharla.
No es la primera vez que la pregunto sobre su escuela, ni tampoco,
la primera vez que ella me relata sus recuerdos más preciados de esa época. Lo
que más admiro de mi abuela es la forma que cuenta sus anécdotas, vuelve al
pasado, y pone una sonrisa que simboliza momentos felices y nostalgia. Mi
abuela me ha enseñado mucho, y cada día aprendo algo con ella. Aprendo a
disfrutar aunque se tenga poco, a ser feliz y a valorar las cosas.
Lo que más me llama la atención de su trayecto en la escuela
es lo feliz que era incluso careciendo de recursos como puede ser la calefacción.
Antes la escuela era valoraban por todos los niños, y ellos estaban deseando
poder levantarse e ir a ella. En cambio, ahora es diferente; un niño ve la
escuela como algo aburrido, una obligación, y eso que un colegio ahora cuenta
con infinidad de comodidades que antes no existían. Algo, que me resulta
bastante curioso y a su vez surrealista. Deberíamos de volver a conseguir eso,
las ganas de volver al colegio y las sonrisas de los niños al saber que al día
siguiente tendrán clase.
Después de realizar la entrevista de mi abuela, que duró más
de siete minutos, comprobé las diferencias y los progresos por lo que ha pasado
la escuela. Una vez más me he introducido décadas atrás y he podido imaginar el
colegio de mi abuela. Clases llenas sólo de niñas, todas ellas amigas,
contentas, deseando aprender. Niñas que en ocasiones tenían que tomar un papel
de adultas cuando surgía la necesidad de trabajar y niñas que dejaron sus
estudios cuando deseaban seguir estudiando. Pero nunca es tarde para retomar el
aprendizaje, mi abuela es un claro ejemplo. Ella se ha vuelto a apuntar a la
escuela. Y va feliz, queriendo aprender, sabiendo un poquito más cada día, y
orgullosa por ampliar su conocimiento.
Admiro a mi abuela, y no por ser capaz de superarse día a
día, la admiro por su manera de ser; por ser tan cariñosa con toda su familia,
por sus ganas de vernos aunque no se encuentre bien y la manera tan especial
que haciendo que nos sintamos especiales. Y haciendo la entrevista he sentido
todo eso. He comprobado gracias a la mejor entrevistada lo diferente que es la
sociedad en apenas unas décadas, he comprobado la felicidad en los malos
momentos y he visto que por suerte han cambiado muchas cosas, que por desgracia
otras han empeorado y que todavía queda mucho camino por recorrer para
conseguir una escuela pública de todos y todas, donde importe más la ilusión
por estudiar que el dinero que se tenga, y donde lo importante no sean los
estudios, sino las personas.
Gracias abuela, y gracias por dejar que me adentre en tus recuerdos.
Por último hablaré de la aplicación pedagógica de esta
práctica tan especial. Primero, decir que las entrevistas es una buena manera
para entablar reglas de comunicación y a su vez aprender del entrevistado. A su
vez, que la entrevista sea grabada da más juego, pues podemos realizar
diferentes actividades con el vídeo. Y una de ellas es editarlo, añadiendo
efectos música y anotaciones. Una buena manera de editarlo es el programa
“movie maker”.
El motivo exacto de esta entrevista trae también una aplicación
pedagógica que en este caso sería ver la evolución de la escuela, así como
crear un proyecto donde podamos ver el resto de vídeos de los compañeros y ver
cómo eran las escuelas de otros mayores. Una actividad muy bonita y
favorecedora.
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